Lorena
- mariomaymo
- 30 nov 2019
- 4 Min. de lectura

Lunes, 6 de Mayo
No podía creérmelo, pero era ella: la joven que aparece siempre en mis sueños.
A media mañana he salido de la oficina para tomar un café y allí estaba, tras la barra del bar de la esquina atendiendo a los clientes con la misma sonrisa con que suelo verla en mi imaginación.
Tras unos segundos de desconcierto, el corazón me ha dado un salto cuando la he reconocido. ¿Cómo es posible que exista alguien que - hasta ahora - pensaba que sólo era producto de mi imaginación?
Cuando ha llegado mi turno ella me ha preguntado que deseaba y me ha costado mucho contestar. Tenía la boca seca y apenas podía pronunciar palabra. Me preocupa lo que haya podido pensar de mí.
Al final he conseguido musitar: “un café, por favor”. Cuando me lo ha servido me miraba de una forma extraña. Quizás ella también me haya reconocido de alguna forma.
He salido del bar con algo de precipitación. Tenía que pensar en todo aquello.
Martes, 7 de Mayo
Anoche apenas pude dormir. La cabellera morena y los ojos verdes de la mujer de la cafetería estaban constantemente en mi imaginación, alterando mi pulso y provocándome una profunda agitación. Estuve concentrándome en intentar explicar esta extraña coincidencia, pero solo conseguí acabar con un intenso dolor de cabeza que agudizó mi insomnio.
Hoy, durante mi pausa matinal, he vuelto a pasarme por el mismo local. Necesitaba saber más de ella.
He estado más atento que ayer y así he podido descubrir su nombre – Lorena - de la manera más sencilla: leyéndolo en la placa que lleva adherida a su uniforme. Está claro que ayer estaba tan bloqueado que fui incapaz de pensar en algo tan obvio.
La verdad es que ese nombre no me dice nada especial. Sin embargo, no tengo ninguna duda: ella es la mujer que se me aparece en sueños casi cada noche desde hace mucho tiempo.
Esta vez estaba más preparado, así que me he permitido intercambiar algunas palabras con ella. Me ha parecido muy simpática e incluso me ha dedicado una fugaz sonrisa cuando me despedía. Creo que le ha caído bien. Espero haberle hecho olvidar la mala impresión que creo que le causé ayer.
Miércoles, 8 de Mayo
Tenía que descubrir algo más sobre Lorena, así que hoy he ido algo más temprano al bar para asegurarme de que me podría dedicar algo más de tiempo.
He estado charlando un buen rato con ella y es encantadora. Hemos tenido la oportunidad de hablar sobre diversos temas y creo que tenemos muchas cosas en común.
Mientras conversábamos me he sentido realmente cómodo y el tiempo ha pasado volando.
Cuando han entrado otros clientes hemos tenido que interrumpir nuestra charla. Me he sentido algo molesto, pero entiendo que su trabajo le comporta estas obligaciones.
Jueves, 9 de Mayo
Esta mañana he acumulado el valor suficiente para proponer a Lorena que quedáramos para tomar una copa cuando saliera del trabajo.
Ha dudado unos instantes, pero al final ha aceptado. Me ha dicho que como por las mañanas madruga para trabajar en el bar, prefería que lo dejáramos para la noche de mañana viernes.
Me ha fastidiado un poco que me diera largas, aunque fuera sólo por una noche, pero lo he disimulado lo mejor que he podido y he aceptado con una autoimpuesta sonrisa.
Mañana será el gran día. Casi no puedo esperar a que llegue.
Necesito saber de una vez porqué sueño siempre con Lorena, con sus ojos verdes y su larga y morena cabellera. Es algo que me atormenta y de lo que necesito liberarme.
Viernes, 10 de Mayo (noche)
Acabo de llegar a casa. No recuerdo con exactitud que ha pasado esta noche.
Recogí a Lorena frente a su casa y fuimos a cenar alguna cosa. Todo iba bien. Ella me hablaba, aunque yo no la escuchaba. Toda mi atención estaba centrada en esos hermosos ojos verdes.
Tomamos bastante vino, así que estábamos bastante achispados cuando decidimos seguir con la velada en una coctelería cercana.
Unas horas más tarde me pidió que la acompañara a su casa. Estábamos ya en el portal y ella seguía hablando. Recuerdo ver moverse sus labios pero no podía entender que estaba diciendo. Solo podía pensar en ese bello rostro enmarcado por esa preciosa cabellera negra y lacia.
Recuerdo también haber acercado mis labios a los suyos. Necesitaba besarla.
Ella reaccionó con violencia… Me empujó con violencia haciendo que la parte posterior de mi cabeza golpeara contra la pared del edificio.
Entonces empezó a ocurrir algo extraño: su rostro empezó a cambiar. Se desfiguraba y se convertía en el de otra mujer diferente. Y así una vez y otra, en cada ocasión con más velocidad.
Curiosamente todos esos rostros correspondían a mujeres de ojos verdes y pelo moreno. Mujeres que en algún momento de mi vida me habían rechazado, como Lorena.
Llegado a ese punto, mi visión se nubló. Sentí que la sangre anegaba mi mente y… ya no soy capaz de recordar más.
Ahora siento la cabeza a punto de explotar. El dolor es tan intenso que las sienes me retumban al compás de los latidos de mi corazón. Voy a tomarme un par de analgésicos y me voy a estirar en mi cama hasta que ceda este suplicio.
Sábado, 11 de Mayo
Esta mañana me he despertado con una extraña sensación de liberación, aunque no sabría decir a qué se debía. Tras una buena ducha he mirado por la ventana de mi habitación y he comprobado que hacia un precioso día de primavera, así que me he vestido y he salido a pasear.
Llevaba un buen rato caminando cuando he recordado que aún no había desayunado, así que he entrado en una cafetería que tenía justo enfrente. Al llegar frente a la barra he levantado la vista y me he encontrado cara a cara con una joven. La misma mujer morena de ojos verdes y pelo moreno que aparece siempre en mis sueños.
No podía creérmelo. He salido del bar precipitadamente.
Tenía que pensar en todo aquello.
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