

Al éxito por la práctica
(Artículo original en eltranvía48.blogspot.com)

Desde la primera emisión de Radio Barcelona el 14 de noviembre de 1924, este nuevo medio de comunicación se extendió rápidamente por toda España mejorando así el acceso a la información, especialmente en las zonas más aisladas. Sin embargo, para posibilitar la construcción y el mantenimiento de aparatos radiofónicos era necesaria la disponibilidad de numerosos técnicos cualificados para su desarrollo. Es por ello que se requerían escuelas dedicadas a la formación de estos especialistas, a la vez que se abriría un negocio con futuro.
La primera escuela de radio del país llegó por obra y gracia de Fernando Maymó Gomis, nacido en Llagostera (Girona) en 1897. Estudió física y pedagogía, conocimientos que le sirvieron para crear un sistema pedagógico propio para la formación de técnicos de radio. Fue así como en 1931 fundó la Escuela Radio Maymó en Barcelona, iniciando la enseñanza presencial en un aula situada en la calle Alta de San Pedro (Sant Pere Més Alt).
Él mismo era quien inicialmente impartía a los alumnos las clases teórico-prácticas, así como el autor de los libros de texto encabezados por su célebre lema “al éxito por la práctica”. Estos solían ser cuatro tomos, dos de teóricas, uno de formularios y uno de lecciones prácticas. Además del aula, las instalaciones contaban también con talleres propios, imprenta y laboratorios.
Cada alumno realizaba durante el curso montajes prácticos, tanto de circuitos radiofónicos (un receptor experimental con diodo de germanio, con retroalimentación, un amplificador de baja frecuencia y un superheterodino de AM/FM a válvulas, de alimentación indistinta) como aparatos de medida y ajuste (un tester y un generador de señales con frecuencia). Los materiales eran suministrados por la propia escuela.
El éxito de su metodología fue lograr un sistema de enseñanza ameno, sin grandes formulas y de una manera muy práctica, por lo que el alumno, aunque no tuviera ningún conocimiento de electricidad, progresivamente se iba adentrando en el mundo de la radio hasta alcanzar el nivel profesional requerido.


En el libro de texto, Fernando Maymó se dirigía personalmente a sus alumnos en tono directo mediante distintas recomendaciones que figuraban al inicio o al final de cada lección. Y al inicio de la última lección práctica del curso, se ofrecía a continuar la estrecha relación mantenida con el alumno. Concretamente los alumnos residentes en Barcelona podían asistir a los laboratorios de la escuela, donde solucionaban los problemas que se les presentaban o incluso hacer reparaciones para terceras personas, siempre con el asesoramiento de un personal técnico allí contratado. Al terminar el curso a los alumnos se les entregaba el Diploma de Técnico de Radio que acreditaba la finalización de sus estudios, con lo cual estaban en situación de buscar trabajo en cualquier taller.
Con motivo del notable aumento de alumnos, la escuela se quedó pequeña y por ello el año 1934 trasladó sus instalaciones en el número 8 de la calle de Pelayo (Pelai), donde creó y puso en vigor el Centro español de Enseñanza Teórico-Práctica de Radio por Correspondencia. Eso facilitaba estudiar a distancia sin la necesidad de trasladarse a Barcelona. En 1935 Fernando Maymó fundó y dirigió la revista quincenal Radio Afición, con el claro objetivo de fomentar y potenciar la afición y el interés por el mundo de la radio.
La Guerra Civil supuso un duro paréntesis puesto que la escuela se vio obligada a interrumpir sus enseñanzas. Ya en la posguerra y a pesar de las penurias y dificultades, en 1939 se inauguraron nuevas instalaciones en el número 3 de la calle de Pelayo (Pelai), más grandes de cara a previsiones futuras. Desde entonces, la escuela creció en número de alumnos y perfeccionó las técnicas radiofónicas.
Durante la década de 1940 abrieron de nuevas escuelas de radio, hecho que supuso la aparición de una nueva competencia sobre su negocio aunque su escuela era la más prestigiosa y conocida. Para mantener su hegemonía, Fernando Maymó decidió extender su enseñanza por toda España con la apertura de una nueva escuela en el número 2 de la Puerta del Sol de Madrid (1945), y en el número 19 de la calle de Garrigues de Valencia (1946). Igualmente, se dedicó a publicar libros como su Diccionario Enciclopédico de Radioelectricidad (1945) y su Manual de Válvulas (1946).


Con el propósito de abrir mercado hacia nuevas posibilidades en el mundo de la comunicación, amplió la oferta hacia el ámbito de la televisión, y así fue como en 1948 lanzó el primer curso de televisión teórico-práctico en España, de modo que Fernando Maymó se convirtió a la vez en pionero de las enseñanzas por correspondencia de la radio y de la televisión.
Anticipándose a la futura implantación de la televisión en España, en octubre de 1955 lanzó sus enseñanzas sobre televisión experimental, inaugurando la primera sesión televisiva en circuito cerrado con cámara de TV y monitores ER.

En 1957 creó unos cursos prácticos de televisión con enseñanza personal, tras haber efectuado el año anterior la primera retransmisión televisiva en circuito cerrado en el hospital de San Carlos de Madrid, demostrando las incalculables ventajas que tal sistema significaba para la difusión de los modernos métodos clínicos y quirúrgicos, en sesiones científicas, conferencias y celebración de congresos.
Otra de las demostraciones efectuadas fue la instalación de una pantalla gigante en el Palau de la Música de Barcelona y otra en Bilbao, así como en el teatro Capsa, situado en la esquina de la Vía Layetana (Pau Claris) con Aragón (Aragó). A esto se sumaron las instalaciones de televisión en circuito cerrado en el Hospital Clínico y Provincial de Barcelona (Hospital Clínic) y en el Instituto Oftalmológico Barraquer.

En 1958 editó una nueva revista de radio destinada exclusivamente a sus alumnos llamada Electrotecnia Popular, e impresa en los talleres de la escuela, las Gráficas Maymó, situados en el número 326 de la calle de Muntaner. Fernando Maymó se encargó de la dirección técnica, siendo director general Jaime Giró Ortega.
El éxito de su escuela le llevó a desplazarse incluso más allá de España, así que en 1951 se abrió una nueva sucursal en la Escuela en Buenos Aires. En 1963 ofreció nuevos cursos de transistores y de modulación de frecuencia.
En el momento que fueron posibles las asociaciones vecinales, formó parte de la junta de la Asociación de Vecinos de la Calle Pelayo, encargada de fomentar el comercio y de la ornamentación luminosa de las fiestas navideñas.

El 31 de agosto de 1966 Fernando Maymó falleció en el municipio de Sant Andreu de Llavaneres, a los 69 años de edad.
Posteriormente a su muerte, la escuela prosiguió después de haber pasado más de tres millones de alumnos, siendo incluso capaz de superar una suspensión de pagos en 1970 que estuvo a punto de hacerla desaparecer.